4. ¿CONSULTO AL ESPECIALISTA O AL MÉDICO DE CABECERA?

Cuando finalizan los tratamientos se abre una nueva etapa en la que el objetivo principal es recuperar gradualmente el ritmo cotidiano de la vida. Sin embargo, es posible que este proceso no sea tan fácil y tampoco tan rápido como se suele creer. Requiere tiempo y paciencia y dependerá mucho del tipo de tratamiento recibido, de la experiencia personal, del apoyo familiar, del entorno social o incluso de la propia personalidad de cada paciente.

En esta etapa de transición es muy frecuente experimentar diversas emociones, como alegría y alivio por haber terminado la rutina hospitalaria, pero también una mezcla de tristeza, ansiedad y preocupación por lo que pueda pasar a partir de ahora.

Un aspecto importante a la hora de abordar esta fase es conocer cuál será el seguimiento médico a partir de ahora y con qué periodicidad se producirán las revisiones. Así será más fácil adaptarse a la nueva situación. El objetivo es normalizar al máximo las rutinas diarias y conocer qué cuidados personales hay que tener en cuenta desde este momento para mejorar nuestra salud.

Está claro que te surgirán dudas de todo tipo. Notarás síntomas que pueden confundirte o generar una situación de pánico o de alerta ante una posible recaída, y tendrás la necesidad de comentarlos con un profesional sanitario. En este punto, una de las preguntas más frecuentes que se te pasarán por la cabeza es la siguiente: «¿consulto a mi médico de cabecera o debo recurrir al especialista?» Diferenciar cuándo acudir a uno u otro no es una tarea sencilla.

Seguimiento por el especialista

Es normal seguir controles periódicos en la consulta del oncólogo o de otros especialistas implicados en el manejo de ciertos tumores (hematólogos, urólogos, endocrinos...) durante un período de tiempo determinado, que variará en función de diferentes factores. En cualquier caso, es importante saber que el seguimiento médico está pautado en distintos protocolos internacionales de manejo y seguimiento de los diferentes tipos de cáncer, por lo que el tiempo que pasa entre una visita y otra no es aleatorio ni depende de las listas de espera. En el epígrafe Revisiones periódicas y alta médica encontrarás más información sobre el seguimiento oncológico.

Obviamente, en estas visitas de control los especialistas se centrarán en las pruebas de imagen (TAC, resonancias y ecografías, entre otras) y en los análisis de sangre, poniendo especial atención en los marcadores tumorales, que suelen ser útiles para el seguimiento y prevención de las recaídas. Estas citas serán una buena oportunidad para consultar con el especialista todos los síntomas que te preocupen, de forma que no tengas ninguna duda al salir del hospital ni sufras angustias innecesarias. En la consulta, tu médico también te hará preguntas de todo tipo, para evaluar cómo va tu recuperación, cómo vas recobrando la normalidad y cómo estás adaptándote a los cambios.

Aprovecha las citas médicas para consultar todos los síntomas que te preocupen

Al salir de la visita seguramente ya contarás con las fechas de las próximas revisiones y pruebas diagnósticas. Aunque te parezca que aún queda mucho tiempo para la siguiente, realmente es el adecuado.

Atención del médico de familia

El profesional de atención primaria es un médico con el que no tendrás ninguna visita reglada y rara vez formará parte de las revisiones de tu enfermedad. Sí será parte del proceso de recuperación y de tu día a día. Hay varios motivos que harán del médico de cabecera una figura importante:

  1. Accesibilidad. Es mucho más fácil y rápido acudir al centro de salud que al hospital, ya que las listas de espera son más largas cuando se trata de consultar con el especialista.
  2. Continuidad. Es un profesional que quizá ya conoces desde antes de tu diagnóstico, y aunque no sea así, tal vez tendrás contacto con él de una forma más continuada que con el especialista.
  3. Confianza. Posiblemente tengas más confianza con él que con otros médicos a los que visitas con menor frecuencia. Por ello, te sentirás más cómodo al preguntarle cosas que quizá, en otro ámbito, no te hubieras atrevido a consultar.

Por otro lado, el médico de atención primaria puede ayudarte con algunos cambios habituales que pueden surgir en tu proceso de recuperación:

  • Los cambios físicos. Cicatrices, linfedema, fatiga, problemas en la boca o los dientes, modificaciones en el peso, dificultad para tragar, falta de apetito, sexualidad... todos estos aspectos son susceptibles de ser evaluados por el médico de familia.
  • Las emociones. Los sentimientos y los miedos son vivencias únicas. Al finalizar el tratamiento y volver al ritmo de vida cotidiano, son frecuentes las preocupaciones relacionadas con el temor a la recaída, especialmente durante el primer año. El miedo a volver a enfermar puede paralizar a algunos supervivientes, o hacer más difíciles las actividades de la vida diaria. Si te ocurre, el médico de familia te ayudará en este proceso en el que, algunas veces, es necesario algún tratamiento temporal para mitigar la angustia o la ansiedad.
  • Síntomas nuevos. Es normal que, en esta fase de recuperación, estés más alerta a nuevos signos de los que antes no eras consciente. Tal vez se trate de una simple gastroenteritis o una reacción cutánea sin importancia, pero puede causarte mucha angustia si piensas que está relacionada con tu proceso oncológico. En este sentido, el médico de familia te orientará, de forma más objetiva, sobre las causas de los síntomas que notas. Si viera algún signo que pueda ser preocupante te aconsejará la realización de alguna prueba médica o te derivará a un especialista.
  • Actividad deportiva. Déjate aconsejar por los profesionales sanitarios antes de iniciar cualquier actividad deportiva, dado que, aunque sea beneficiosa, debes saber qué nivel de esfuerzo eres capaz de aceptar sin fatigarte o sentir dolor, así como la clase de ejercicio más conveniente en tus circunstancias.
  • El trabajo. Aunque estés en un período de baja, considerarás la posibilidad de volver a la actividad laboral a corto o largo plazo. Generalmente, es el médico de familia el que controla las bajas y el que, tras ir explorando diversas áreas de tu adaptación, te podrá aconsejar volver al trabajo o esperar un poco más. Hay personas a las que la reintegración laboral les favorecerá mucho, mientras que otras necesitarán un período más largo para recuperarse física y psicológicamente antes de plantearse la vuelta al trabajo. Asimismo, en algunos casos y como consecuencia de las secuelas físicas de los tratamientos, es aconsejable optar por algún tipo de baja por incapacidad, un proceso en el que tu médico de familia también puede ayudarte. Encontrarás más información sobre la reincorporación laboral y las incapacidades en los capítulos Volver a la normalidad y Opciones legales después del cáncer.

Confiar en el equipo de atención primaria (el médico, la enfermera y el trabajador social) y acudir al centro de salud siempre que tengas alguna duda o sientas que algo no va bien, reducirá tu angustia ante una posible recaída.

Cada vez con más frecuencia, el cáncer se está convirtiendo en una enfermedad crónica con la que muchos pacientes conviven. Los médicos de familia están aprendiendo a manejar con mayor agilidad los procesos oncológicos y su seguimiento, así como su prevención y diagnóstico precoz.

 

 

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